lunes, 20 de febrero de 2012

Guardiola, yo no soy tonto



Guardiola no es tonto. Es más, es mucho más listo de lo que la gente piensa. El entrenador del Barça es consciente del mucho respeto que se está ganando a base de ganar títulos y más títulos y está aprovechando el pedestal en el que le ha colocado todo el mundo para campar a sus anchas y gestionar las cosas, deportivas y extra-deportivas, a su manera. Cuando hablo de gestionar las cosas pienso sin duda en el tema de la renovación. Una simple firma en un papel, una declaración de continuidad, de fidelidad, a la que se le está dando demasiada importancia y que no hace más que alejar la vista del terreno de juego. Que es donde al fin y al cabo se debe juzgar a un equipo. A un entrenador.

Como decía, el señor Guardiola está haciendo uso del poder que tiene ahora mismo en el club para tomar las decisiones cómo y cuando él quiere. Incluso por encima del presidente, que se subleva al entrenador de Santpedor sin rechistar y que no duda en darle TODO EL TIEMPO DEL MUNDO para decidir si quiere renovar o no y con qué condiciones. Como si de Dios mismo se tratara. Dicha actitud no hace más que crear malestar, dudas y desconfianza, entre la afición, que no comprende por qué se está alargando tanto algo tan simple ni por qué está tardando tanto en decidirse. Además, estando casi a mes de marzo sería bueno para todos, sobretodo para la directiva, saber quién será el próximo entrenador del Barcelona y a qué precio, con tal de ir hablando con posibles candidatos siempre que Guardiola decidiese no continuar.

Pep es un gran entrenador, uno de los mejores del mundo y la historia, pero no por ello debemos callar ante semejante acto. Guardiola, sé honesto y dí qué quieres hacer con tu futuro que en el fondo todos sabemos que lo tienes claro. Y si no, siempre te quedará leer las primeras frases de Frank Sinatra en My way y recordar así tu último año.


jueves, 16 de febrero de 2012

Rusia es el futuro


La desintegración de la Unión Soviética en 1991 supuso algo más que el final de uno de los estados comunistas más conocidos de la historia de la humanidad. Supuso también la ruptura y la descomposición del fútbol soviético. Un deporte que se encontraba en aquel momento en pleno auge cualitativo. Con una selección en un gran momento, venía de caer en la final de la Eurocopa '88 ante la histórica Holanda de Van Basten, contaba con jugadores de la talla de Dasaev (ex del Sevilla) o de Zavarov (ex de la Juventus) y jugaba un fútbol muy alegre, dinámico y multicultural. Y es que la selección estaba compuesta por ucranianos, rusos, armenios o lituanos, entre otros. La separación de dichos países en estados independientes condenó la estructura del fútbol soviético y sumió al país en uno de los periodos, futbolísticamente hablando, menos esperanzadores de la historia.

Con la URSS se marcharon también todas las ayudas que el estado prestaba a los equipos profesionales para seguir adelante, además de las que se prestaban ellos mismos de forma clandestina y poco elegante, con lo que todos y cada uno de los equipos que anteriormente habían formado parte de la Liga Soviética fueron desapareciendo o cayendo en una miseria deprimente. Sólo uno se salvó. El Spartak de Moscú (el equipo más rico de Rusia por aquel entonces), dirigido por el siberiano Oleg Romantsev, logró dominar la Premier League rusa entre 1992 y 2001 (menos en 1995 donde se tuvo que conformar con ser tercero) ingresando así mucho dinero en premios y participaciones en la Champions League. Gracias a ello, el Spartak pudo fichar los mejores jugadores de los antiguos países de la URSS y así seguir dominando la competición. Pese a todo, el nivel futbolístico y la estabilidad nacional seguían dejando mucho que desear y es que, por poner un ejemplo, el entonces gerente del Spartak, Larissa Nechayeva, apareció tiroteado en su propia casa en verano de 1997. Como comentaba, dicha hegemonía terminaba en 2001, año del último título de la historia del equipo moscovita, dando paso a un intercambio de golpes entre el Lokomotiv, el CSKA del entonces propietario Roman Abramovich, el Zenit del multimillonario propietario de Fedcom, Alexei Fedorichev, y el Rubin Kazan.

Los cinco equipos comentados en el anterior párrafo cuentan en sus filas con jugadores de la calidad de Aiden McGeady, Marcos Rojo o Nico Pareja en el Spartak; Zapater, Caicedo o Pavlyuchenko en el Lokomotiv; Honda, Doumbia o Dzagoev en el CSKA; Bruno Alves, Lazovic, Danny o Krasic en el Zenit; Martins, Valdez o Carlos Eduardo en el Rubin. A todos ellos debemos sumarle un nuevo proyecto, aún en construcción, pero que cuenta con un proyecto ambicioso regentado por los millones de Suleyman Kerimov. Un Anzhi que dispone actualmente de jugadores TOP de la talla de Samuel Eto'o, Yuri Zhirkov o del joven uzbeko Odil Ahmedov.


Todos ellos combinan trabajo, calidad, ambición y sobretodo, dinero, con un solo objetivo. Dominar el fútbol europeo y a poder ser el mundial. ¿Lo lograrán? Estoy seguro que sí. Rusia es el futuro. Todo llegará.



domingo, 12 de febrero de 2012

Zambia y el verdadero por qué de la CAN 2012



Acaba de terminar la final de la Copa África 2012 e ipso facto me pongo a escribir. No puedo esperar a mañana, necesito hacerlo ahora, en caliente, en estado de shock, emocionado, exhausto. Necesito hacerlo sin apenas pensar qué diré o dejaré de decir, o cómo lo diré para que resulte más entretenido, entendedor o respetuoso. No puedo, no me da la gana. Zambia se acaba de proclamar campeona de África con sólo un jugador en Europa, pese a disputar la final contra la todopoderosa Costa de Marfil de los Touré, Drogba, Gervinho, Kalou, Tioté, Doumbia... Sí, Zambia acaba de hacer historia.

Más allá de un escueto análisis táctico del partido, que ya hice en Twitter, me gustaría hablar del valor que tiene el haber campeonado hoy. Un valor intangible, incalculable y probablemente inimaginable. Lo comentaba hace unos días, la Copa África es una competición en la que no sólo se gana prestigio, dinero o un bonito trofeo. Se gana mucho, muchísimo más, se gana felicidad. Felicidad para las poblaciones de países miserables, abandonados a su suerte, países de los más pobres del mundo pero que no dudan en renunciar a su escasa riqueza para que los jugadores de su selección se puedan alojar en un hotel (como resultó ser el caso de Níger). Gente que, durante unas semanas, se olvida de aquello por lo que están pasando para vivir por y para el fútbol. Esto es la Copa África señores. Y que un equipo humilde, desconocido, menospreciado, como Zambia logre proclamarse campeón es algo que me llena de orgullo a mí y sobretodo a aquellos que viven día tras día entre montones de miseria, que lo viven porque es aquello con lo que han nacido y crecido, y con lo que probablemente morirán. Pero cuando lo hagan lo harán más felices, con la satisfacción de haber visto algo histórico, a su país ser proclamado mejor equipo del continente.

Y cuando lees un poco y echas la vista atrás descubres que hubo una vez, en 1993, en que los componentes de la selección de Zambia de entonces murieron en un accidente fatal. Hoy los campeones jugaban en la misma ciudad donde ocurrió el suceso y se acordaron de ellos con una humilde pancarta hecha a mano, pero con todo el sentimiento del mundo. Es entonces cuando te paras a pensar y valoras si realmente eres alguien para criticar la poca calidad técnica del torneo. Viva el fútbol. Viva Zambia.


martes, 7 de febrero de 2012

Paral·lelismes entre Mourinho i Houdini


Ambdós reconeguts per la seva elegància. Per la seva manera de vestir roba negra, clàssica, elegant. Amb uns cabells similars, despentinats però sense esdevenir descuidats. Una elegància alterada i és que són dues persones que viuen molt intensament allò que fan, mentre que un acaba amb la roba estripada l’altre acaba amb el nus de la corbata afluixat. Amb una actitud xulesca amb les altres persones, reflex d’una extrema seguretat amb ells mateixos. Descarats, provocadors. A Houdini se li atribueix una frase com “No conozco a nadie que esté a mi altura” mentre que Mourinho va dir en el seu dia “No soy el mejor del mundo pero no creo que exista alguien mejor que yo”. Persones molt interessades en fer arribar el seu missatge a la resta de la població, o bé amb una despesa elevada en publicitat pròpia o bé esdevenint el rostre oficial de marques diverses. Tots dos són vencedors de somnis, persones que no posen límits a l’impossible, que prometen complir les expectatives que creen i superar totes les barreres. Persones que posen en joc el fracàs, el descrèdit. És per això que el que realment atrau d’ells és el fet de creure que aconseguiran allò que es proposin una vegada més. Ningú creu que puguin fracassar, la confiança posada en ells és total. I tots aquests èxits vénen donats per les hores i hores de treball que dediquen ambdós a triomfar. I quan ho aconsegueixen, canvien de país en busca de nous reptes.


viernes, 3 de febrero de 2012

El fútbol como arma de destrucción masiva



Bill Shankly, el que en su día fue técnico del Liverpool, dijo que "el futbol no es una cuestión de vida o muerte, es mucho más que eso". Con ello quería transmitir aquello que sentía alrededor de este deporte de dimensiones universales. Pasión, trascendencia e importancia, entre otros. Deporte que habitualmente no ha estado relacionado de forma directa con la política pero que, casi siempre que lo ha estado, el contexto o las consecuencias han sido horribles.

Hace unos días, al hablar de esto, a todos nos habría venido a la cabeza el activo papel de Hitler con la selección alemana como método de propagación de su movimiento. Pero hoy todos nos sentimos consternados por lo que ocurrió en Port Said. Una desgracia en toda regla que manchará para siempre el nombre del fútbol. Una desgracia que podía haber sido evitada pero que finalmente terminó con la vida de unas 70 personas ante la actitud, pasiva y conformista, de una policia egipcia que no sólo no actuó al respecto sino que tampoco lo hizo previamente. Y es que como cuentan algunos testimonios, los cuerpos de seguridad no vigilaron aquello que entraba o dejaba de entrar en el estadio, con lo que mucha gente pudo entrar al campo con pistolas, cuchillos o piedras. El destino estaba escrito. Destino que se materializó cuando, al terminar el partido con 3-1 local, varios aficionados invadieron el terreno de juego acabando así con la vida de 71 personas aficionadas a este deporte. Personas indignadas con la incertidumbre política que se vive hoy en día en Egipto, donde no hay presidente alguno al mando del país.

Comienza ahora un nuevo período de transición que esperemos que acabe deparando un nuevo líder político para Egipto y que traiga con él la estabilidad necesaria para levantar a un país hundido por la tragedia. En honor a aquellos que perdieron la vida en Port Said. Sin duda lo merecen.


IGNASI SALAFRANCA SORT



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