Hace escasamente un año se hacía oficial la victoria del candidato Sandro Rosell en las elecciones a la presidencia del Futbol Club Barcelona. Los resultados de las votaciones fueron tan significativos que otorgaron al señor Rosell el calificativo de presidente más votado de la historia del club. Hecho que significaba que, fueran buenos o malos los resultados de la gestión, el ya máximo mandatario azulgrana contaba con el respaldo total de los socios.
Los inicios fueron complicados y es que la nueva junta directiva topó de lleno con los despilfarros causados por Laporta y compañía durante sus años de mandato y que afectaban directamente a la economía del club. Sorprendió mucho, pero el Barça era un equipo endeudado y con un déficit muy elevado que era necesario erradicar. Tocaba trabajar duro y claro queda que Rosell y los suyos han impulsado alguna que otra medida para lograr levantar la economía azulgrana. La venta de Chygrinkyi, la renuncia a alguna incorporación de coste desmesurado, la total impresión de documentos en blanco y negro, la reducción de capital destinado a las secciones no oficiales, la no inclusión de la Supercopa d’España en el abono de socio con localidad en el Camp Nou, el convenio con Qatar Fundation…
Pero sobretodo cabe destacar la gestión deportiva de Sandro Rosell a lo largo de este año. Futbolísticamente impecable, doblete en Liga y Champions y finalista en Copa del Rey plantando cara a un gran Real Madrid. E irrepetible en las otras secciones. Campeones en balonmano, baloncesto, hockey sobre patines, fútbol sala… Modalidad en la que el club azulgrana nunca había logrado despuntar. Finalmente, si en algo creo que debería mejorar el presidente culé es en la faceta de orador. Es totalmente cierto que como menos hable un presidente mejor pero pienso que las pocas veces que lo hace debería ofrecer una mayor seguridad y un mayor convencimiento para aumentar así la credibilidad de su discurso.
Resumiendo, el primer año de Sandro Rosell ha sido de excelente. De matrícula de honor en mi opinión. Lejos de la perfección, obviamente, pero con nota muy elevada en aspectos como el trabajo, el esfuerzo, la imagen y los valores. ¿Regularidad? ¿Perseverancia? Ya lo veremos, ojalá.
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