viernes, 20 de abril de 2012

Tan distintos pero tan iguales


Pese a las fácilmente visibles diferencias entre Mourinho y Guardiola podríamos llegar a afirmar que, en el más profundo de su ser, existe cierto paralelismo entre ambas personalidades. Tanto uno como otro desean, por encima de todo, ganar. Son dos ganadores natos. Ambiciosos, persuasivos, líderes incansables e insatisfechos. No obstante, y pese a lo que les une, también hay aquello que los diferencia. Aquello que les hace únicos, peculiares. Siendo ganar el único objetivo de ambos podríamos decir que lo que les separa es el modo de lograrlo de uno u otro. El portugués utiliza técnicas de motivación, no siempre legítimas, de hacer creer a sus jugadores que se encuentran en una guerra y que sólo él, Mourinho, sabe cómo sacarles adelante y vencer. Es decir, el técnico de Setúbal convence a sus futbolistas que todo aquello que les rodea (árbitros, federación, rivales…) está en contra de sus intereses, que harán todo lo posible por perjudicarles, y que únicamente siguiéndole a él lograrán alzarse por encima de sus enemigos. Es por eso que toda plantilla que entrena queda “transformada” y comienza, ipso facto, a quejarse de conspiraciones arbitrales, de calendarios perjudiciales… Todo con el único fin de persuadir a su equipo, y a su respectiva afición, y lograr así erigirse como “Mesías salvador”. Además, el Mourinho provocador y narcisista también responde a un objetivo y es que con ello pretende cargarse toda la responsabilidad de los partidos, o de las derrotas, con el fin de descargar a sus jugadores y que estos jueguen más tranquilos. Con ello no trato de convencer que Mourinho sea una excelente persona a la que haya que admirar, amar y respetar, simplemente que todo lo que hace forma parte de una entrañable estrategia para lograr su sueño. Ganar.

Guardiola destaca también por ser un incansable acumulador de títulos. Pese a no haber salido jamás del Barcelona acumula más competiciones, nacionales e internacionales, de las que muchos entrenadores jamás conseguirán ganar. Guardiola, como Mourinho, es uno de los personajes más persuasivos que existe actualmente en el mundo. Con todos y cada uno de sus discursos espera lograr una reacción en terceras personas, ya sea que se sientan aludidas y cambien su manera de actuar como calmar los ánimos de su propia gente. El técnico azulgrana motiva a sus jugadores desde el respeto, desde la igualdad, haciendo ver a sus chavales que pese a que ya lo hayan ganado todo jamás deben despreciar a equipos que probablemente sean muy inferiores a ellos. Guardiola consigue que sus futbolistas estén siempre dispuestos a querer más, y más, a que no cesen en su deseo de superarse cada día. El entrenador catalán, a diferencia del portugués, no tiene intención alguna de hacer creer a sus jugadores que se encuentran en medio de una batalla, al revés, quiere caer bien a los demás a través de los elogios y el respeto. Con lo que logra recibir exactamente lo mismo de los otros equipos. Si a Mourinho se le acusa de chulo y prepotente a Guardiola se le llama falso modesto, falso humilde. Pero todo forma parte de una estrategia para lograr campeonar año tras año, sin verse superados por la euforia de ganarlo todo e impidiendo que los suyos se acomoden en algo que fue. Guardiola les hace vivir el presente, les hace ver que aquello que ganaron forma parte del pasado. Y no le va nada mal, al igual que a Mourinho, ambos son dos motivadores que rozan la excelencia. Cada uno desde su lado de la mesa, con sus diferencias y sus similitudes. Simplemente únicos, especiales.

Últimamente no se habla de nada más que no sea el futuro de Guardiola y Mourinho en los banquillos. Pues bien, creo personalmente que no seguirán. Ni uno ni otro. Ambos volarán. El portugués dejará el Madrid cansado de la presión popular de la gente y mediática de los medios de comunicación. A su vez, Mourinho se siente “traicionado” por alguno de sus futbolistas, de los que no ha conseguido lograr aquello que esperaba y que si que logró en otros países. Está resignado, no sólo de ver ganar al Barça, sino también de ver que no ha conseguido crear un ejército unido e infranqueable a su alrededor. Se irá sí o sí, créanme, y es que si logra ganar algún título este año lo hará como el entrenador que consiguió romper la hegemonía del Barcelona en España o en Europa. Si pierde se irá porque o bien lo echarán o bien terminará enfadado con todo el mundo del madridismo que a día de hoy le rodea y le ríe todas sus gracias. Quien tampoco creo que siga es Pep Guardiola. Tras años de incesables éxitos, el técnico de Santpedor habría decidido tomarse un año sabático con el fin de disfrutar de su familia y de liberarse de la presión y el estrés que conlleva entrenar un club como el azulgrana. No creo que siga, pero tampoco que fiche inmediatamente por otro club, simplemente no renovará y se tomará un largo, y merecido, descanso antes de volver a sentarse en un banquillo que probablemente será el de algún histórico como el Inter o el Manchester United. 



IGNASI SALAFRANCA SORT



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