martes, 26 de julio de 2011

País pequeño, país grande





La noche del pasado domingo Uruguay se coronó campeón de la Copa América tras vencer 3-0 a Paraguay en la que fue una exhibición de principio a fin del combinado celeste dirigido por el impecable seleccionador Óscar Washington Tabárez. Los goles de Luis Suárez y Forlán, en dos ocasiones, permitieron al pueblo uruguayo celebrar su decimoquinta Copa América. Convirtiéndose así en el país más laureado de América Latina, por delante de selecciones TOP como Argentina o Brasil.

Uruguay es justo vencedor del torneo, puede que no haya ofrecido el fútbol más espectacular y entretenido posible pero ha sido sin duda el conjunto más férreo y regular a lo largo de estas semanas de campeonato. La selección dirigida por el genio Tabárez ha logrado mantener esa hambre e intensidad con la que llegó a semifinales del Mundial y que esta vez le ha permitido coronarse como mejor selección de Sudamérica. La final fue un monólogo, el conjunto celeste ya anotó el primer gol del encuentro al salir con un once atrevido y ofensivo. Sin experimentos. Sin cambios significativos. Por contra, el equipo dirigido por Martino comenzó el encuentro con un equipo extraño, diferente, defensivo, conservador. El seleccionador argentino no alineó de inicio a hombres ofensivos y de calidad como Estigarribia o Barrios, colocando en la posición de éste último al joven Zeballos. A partir de entonces el partido fue un monólogo, el combinado celeste pasó por encima del rojiblanco. No sólo en el resultado sino también en el número de ocasiones, la imagen ofrecida y el juego desarrollado. 3-0 final, pudieron ser más pero Justo Villar (mejor portero del torneo) lo evitó. Enorme Uruguay, pobre Paraguay. ¿Pero qué se puede esperar de un equipo que ha sido subcampeón de la competición sin haber ganado ni un solo partido? Nada, absolutamente nada.



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